La producción bruta en bornes de electricidad ha crecido hasta los 311 TWh, según cifras todavía provisionales en el momento de escribir estas líneas (mediados de febrero). El gas natural aporta alrededor del 30,5%, cuando se consideran todas las formas de producción de electricidad, incluía la cogeneración. El carbón ocupa la segunda posición (la primera si nos referimos solamente a las centrales eléctricas), con una cuota del 24,2 por ciento. La producción de energía eólica registró un aumento del 16,2%, alcanzando 27 TWh. En este punto, cabe destacar que la aportación de las energías renovables, dentro de la voluntad de ir aumentando progresivamente su cuota, toma fuerza, ante un parque hidroeléctrico prácticamente estancado en potencia instalada y una demanda creciente de electricidad. La producción hidroeléctrica, por ejemplo, no ha llegado al 10% de la producción total cuando en 1985 generó el 26,7% de las necesidades españolas de electricidad.

En esta línea van los objetivos del Gobierno español, que dibuja un escenario de 35.000 MW de potencia instalada en parques eólicos en 2020 y 44.000 MW en 2030, cuando en 2007 disponíamos de 15.000 MW. Una cifra respetable, aunque su potencial dependa de las condiciones del viento.

La producción hidráulica tuvo unos registros descendentes a lo largo del año debido a la pérdida paulatina de las reservas acumuladas desde las postrimerías de 2006 hasta el fin de la primavera de 2007. El valor medio del año señala un incremento del 3,9%, muy por debajo del 32% de aumento de 2006.* España contaba en 2005 con 35 MW instalados y con 100 MW a finales de 2006. Pues bien, a finales de 2007 se habrán superado con creces los 500 MW. Es tal el ritmo que a mediados de agosto de 2007 se había alcanzado el techo previsto en el Plan de Energías Renovables 2005-2010, por lo que ha sido necesario establecer nuevos objetivos.

La producción de biocarburantes está teniendo problemas de definición de parámetros básicos en el despegue de su carrera. En España existían a finales de 2007 un total de 22 plantas dedicadas a producir combustibles de origen vegetal. Pero sólo 3 funcionaban a pleno rendimiento.

La legislación española, que obligará a mezclar una cantidad mínima de biocombustibles con gasolinas y gasóleos, se ha retrasado más de lo previsto, aunque una buena vía de salida está siendo, de momento la exportación. Otros factores que afectan este sector son la subvención de EEUU a la producción de biocombustibles y la depreciación del dólar respecto al euro. España importó en 2007 más de 150.000 Tm de biodiésel desde ese país, una cifra superior a la producción nacional (la capacidad operativa de nuestras 22 plantas es de 800.000 Tm).

En relación con la cogeneración hay que recordar que las incertidumbres regulatorias del pasado año han afectado a la marcha de esta actividad, especialmente a causa de una normativa que no tenía en cuenta los precios de los inputs (en un 80% gas natural) que se usaban para cogenerar, ni su vinculación con los precios de la electricidad vertida a la red. Este inconveniente ha sido resuelto (Real Decreto de Régimen Especial 661/2007) y se espera que siga creciendo la potencia instalada en este sector y la producción (muy eficiente) de calor y electricidad. Uno de los objetivos de los cogeneradores es duplicar la potencia instalada hasta alcanzar los 12.500 MW en 2020.