"El buen periodismo tiene que hacerse valer" | Íñigo de Barrón, periodista



Tras 20 años en la sección de economía de “El País”, este periodista bilbaíno es uno de los corresponsales financieros más destacados de la prensa española. Además, es el presidente de la Asociación de Periodistas de Información Económica (APIE).

Por Unai Prieto

Licenciado en Periodismo por la Universidad de Navarra, Íñigo de Barrón (Bilbao, 1962) mantiene que saber de economía hace más libres a los ciudadanos. Y eso es lo que lleva tratando de conseguir desde sus inicios profesionales. Se especializó en información financiera en la revista “Actualidad Económica”, de ahí pasó a “Expansión” y desde 2001 trabaja en “El País” como corresponsal económico.

Presidente de la Asociación de Periodistas de Información Económica (APIE), en 2003 fue galardonado con el I Premio ING Periodismo Financiero a la mejor trayectoria profesional y en 2009 recibió el Premio Schroders al mejor artículo económico sobre la crisis financiera. Además, ha escrito el libro “El hundimiento de la banca” y es coautor, junto con Aristóbulo de Juan y Francisco Uría, de “Anatomía de una crisis”.

 

¿Cómo acabó en el periodismo económico?

Fue absolutamente por los avatares del destino, nunca pensé que me iba a dedicar a la economía. Tuve una oportunidad de trabajo en 1989 en la revista “Actualidad Económica” y sabía que daban unos cursos para que los periodistas se adaptaran a la economía. Me pareció interesante, pero también tuve una sensación de cierto salto al vacío porque no lo había hecho nunca, aunque al final me ha acabado gustando mucho. Y es que la economía explica toda la política y todos los fenómenos sociales. Por eso no me arrepiento de ello, pero, desde luego, así como el periodismo fue vocacional, el periodismo económico no lo fue.

 

¿Cómo ha cambiado Internet y las redes sociales la manera de ejercer el periodismo?

Hay cuestiones de forma que han cambiado radicalmente y que ya no tienen nada que ver con lo que fue antes, pero también creo que hay aspectos de fondo que siguen siendo clave para hacer un buen periodismo. Creo que los soportes son diferentes en la medida que el papel se está quedando con una situación residual, pero el buen periodismo y escribir buenas historias siguen siendo cosas que le gustan a la gente.

 

Con esa inmediatez informativa y las redes sociales, ¿estamos sobreinformados?

Hay un fenómeno de sobreinformación que en mi opinión produce un poco de confusión y desinformación en el ciudadano. Esto también viene porque la gente cree que está informada. Lee un titular o un tweet y con eso piensa que ya conoce un tema y, claro, cualquier asunto es mucho más complejo y no puede resolverse en dos frases.

La gente recibe muchas noticias, pero realmente no conoce los temas en profundidad. Y encima hay mucha superficialidad en las redes. Por eso, el buen periodismo tiene que hacerse valer y tiene que ser el que explique a la ciudadanía por qué y cómo están cambiando las cosas. Si no llegamos a ese nivel, si el periodismo no es capaz de explicar esto, entonces los periodistas no tendremos futuro.

 

¿Cómo se puede poner freno a las fake news o noticias falsas?

Yo confió en que la sociedad, después de la experiencia de la pandemia, donde se consumían inicialmente muchísimas noticias falsas, ahora ya esté sintiendo ese hartazgo por la mala información y empiece a distinguir las fuentes no fiables.

Confió en que sea un método de prueba y error y al final las personas se den cuenta de que los medios tradicionales son los que mantienen, con nombres y apellidos, sus informaciones y acaben siendo reconocidos. Al mismo tiempo, es cierto que los medios tradicionales también tienen problemas económicos y que a veces optan por otros periodismos más “cómodos”, pero creo que mayoritariamente realizan un periodismo serio y que deben ser aceptados y valorados por la sociedad.

 

¿Veremos la desaparición de los medios impresos a corto-medio plazo?

No lo sé. Hace mucho que se dio por muerto al papel y esos pronósticos, que se remontan a la primera revolución digital en los años 2000, no se han cumplido. Sí que la pandemia le ha asestado un golpe adicional por el riesgo o el miedo al contagio, que es falso e injustificado, lo que ha llevado a que haya sido eliminado de sitios donde antes estaba como hoteles, bares o restaurantes.

De seguir así es probable que los periódicos acaben con ediciones de papel de fin de semana y tiradas diarias un poco de lujo para las personas que estén dispuestas a pagar por este producto tan valioso que te proporciona una visión global de lo que ha ocurrido perfectamente esquematizada, ordenada y priorizada según el orden de importancia, un trabajo que no ofrecen las webs. Así, el que quiera ese repaso de la actualidad pagará por él y el que se conforme con lo que está en la web, cada vez más de pago también, pues no lo hará.

 

¿Cree que los medios de comunicación están ayudando a concienciar a la población a ahorrar energía y apostar por fuentes verdes?

Mira, las secciones de sociedad, donde están estas informaciones, cada vez tienen más peso y puedo traer a colación que en “El País” hay un apartado dedicado al medioambiente con un grupo de periodistas con calidad y experiencia que se dedican a este tema desde hace años.

Al menos en el Grupo PRISA hay una conciencia clara y creo que cada vez se ve en más medios e incluso en los canales generalistas de televisión, que son clave para mover el pensamiento colectivo. Tal vez la televisión va más rezagada, pero estos asuntos están entrando y será fundamental su importancia a media que vaya creciendo su espacio.