El gas aporta soluciones a los retos climáticos

2018 ha sido un año lleno de retos medioambientales y climáticos. España y la Unión Europea afrontan importantes desafíos tanto en la lucha contra el cambio climático como en la mejora de la calidad del aire. La descarbonización sistemática y profunda del sistema energético global ya no es una consideración teórica sino un horizonte político y una demanda social a lograr en el siglo XXI.

El gas aporta las soluciones y las garantías que hacen posible estos objetivos. El sistema gasista es clave para culminar una transición energética hacia una economía limpia y sostenible. Sus múltiples usos y ventajas en la reducción de emisiones, la calidad del aire, y el freno al cambio climático son algunas de sus aportaciones. El gas es, además, la tecnología probada, fiable, disponible, eficiente y al servicio del consumidor para responder a las necesidades energéticas de hoy y de mañana.

Los gases renovables, como el biometano y el hidrógeno, serán claves en este proceso de transición energética.

Paralelamente, el gas natural ha reforzado en 2018 su histórica contribución al desarrollo económico y medioambiental de la economía configurándose como factor de ahorro, eficiencia y crecimiento.

El gas natural acumuló, en 2018, cuatro años de consumo alcista, llegando a 1.792 municipios con un 31% índice de penetración, una inversión anual de 377 millones de euros, 85.699 km de gasoductos, un peso del 0,5% del PIB y 150.000 empleos. Sólo en 2018, su expansión consiguió evitar 25.271 kilotoneladas de CO2 a la atmósfera, con respecto al mismo funcionamiento con combustibles más contaminantes.

 

El gas ocupa un papel básico en el camino hacia una economía baja en carbono
GAS NATURAL FENOSA
La demanda convencional de gas natural en España, que engloba el consumo en hogares, comercios, industrias y cogeneración, creció un 4,5% en 2018 con respecto al año anterior y se situó en 287.316 GWh, una cifra histórica en este mercado. Este incremento es consecuencia de la buena marcha del consumo industrial y de la positiva evolución de la demanda doméstico-comercial. La demanda convencional ha sido el motor del crecimiento de la demanda nacional, su valor es el más alto desde el año 2004 motivado por unas temperaturas más bajas y por el crecimiento del sector industrial.

El consumo crece en prácticamente todos los sectores industriales, así como la aportación del 11,8% en el mix de generación eléctrica de la cogeneración. Actualmente, la industria representa el 60% del total de la demanda nacional de gas natural, una fuente de energía imprescindible para muchos sectores industriales por su competitividad, su versatilidad y su alto poder calorífico.

Dentro del sector industrial cabe destacar en su crecimiento los sectores servicios y construcción, Por su parte, la demanda doméstico-comercial, destinada a los consumos de hogares, comercios y pymes, termina 2018 con un crecimiento de más del 7%. La evolución del consumo doméstico-comercial ha sido positiva a lo largo de todo el año: hasta en ocho ocasiones se ha registrado el valor más alto de la última década para un mes específico. La causa ha estado, por un lado, en las temperaturas más frías, principalmente durante los primeros seis meses del año, que provocaron un mayor uso de los sistemas de calefacción y un incremento de 5,4TWh en el consumo de gas. Por otro lado, se debió a la incorporación de nuevos clientes, concretamente unos 72.000 más que en 2017.

Por su parte, la demanda de gas natural para generación de electricidad alcanzó a final de año los 61.841 GWh, lo que representó un descenso del 18,3%. El descenso en el uso de los ciclos durante 2018 se ha producido principalmente por un mayor uso de la hidráulica para la generación eléctrica con respecto al año 2017 (+86%) debido a un mayor régimen de lluvias. El alto crecimiento de la hidráulica en la generación eléctrica producido desde el mes de marzo ha supuesto un descenso significativo del hueco térmico a cubrir por los ciclos combinados en la generación eléctrica.

Con estos datos, la demanda total de gas natural en España en 2018 se situó alrededor de los 350.000 GWh, unos valores similares a los registrados el año pasado, en el que el consumo creció un 9%. Las regiones en las que más creció la demanda en 2018 fueron: Baleares (+29%), Madrid (+15%) y Cantabria (+13%).

El Sistema Gasista español, como en años anteriores, mantuvo un alto grado de diversificación y se importó gas natural de un total catorce países, dos más que en 2017. Argelia continuó siendo el principal aprovisionador del Sistema, seguido de Nigeria y del gas procedente de Europa a través de Francia. Los suministros en forma de gas natural (GN), 57%, superaron a los de gas natural licuado (GNL), 43%, por sexto año consecutivo. Las entradas en forma de GN acumularon 225.494 GWh. El gas exportado a través de las conexiones internacionales fue 30.993 GWh, un 0,8% más que el año anterior. Por otro lado, durante 2018 se exportaron por Francia 8.667 GWh frente a los 892 GWh registrados en el ejercicio anterior. Finalmente, un total de 192 buques metaneros descargaron en las plantas del Sistema gasista. El volumen descargado ascendió a 167.001 GWh.

La participación del gas natural en el mix energético de transición es fundamental para alcanzar una economía baja en carbono, permitiendo seguir introduciendo renovables en el sistema energético y desplazando a los combustibles fósiles más contaminantes de forma rápida y eficiente.

La utilización de gas natural en el transporte tanto terrestre como marítimo es uno de los grandes sectores de expansión de gas. Su implantación en el transporte es un potente aliado para afrontar uno de los grandes retos de la humanidad en estos momentos: mejorar la calidad del aire que respiramos. El gas natural es una gran opción de combustible limpio para el transporte. Presenta importantes beneficios medioambientales ya que se reducen las emisiones de Gases de Efecto Invernadero (GEI) y supone un descenso drástico de la contaminación.

En 2018 se produjeron importantes avances en la implantación de gas como combustible en transporte terrestre y marítimo. El gas natural se posicionó como la mejor alternativa para el transporte profesional urbano, por carretera y por mar. En el caso del gas vehicular, el número de matriculaciones en nuestro país creció un 146% respecto al año anterior. En la actualidad, el parque de vehículos a gas natural supera las 14.000 unidades.

Por lo que respecta al transporte marítimo, hay que tener en cuenta que una parte de las emisiones procedentes de los barcos son partículas ultra-finas en suspensión que acaban afectando a las ciudades próximas a los puertos. El gas natural aparece como una alternativa idónea al uso del fueloil en los barcos ya que disminuye las concentraciones de CO2, de óxidos de nitrógeno y de azufre.

En los puertos, la regulación del bunkering o suministro de combustible a los buques, es decisiva en la reducción de emisiones que contribuya a un aire más limpio. España es el país europeo con mayor número de plantas de regasificación, lo que le sitúa a la cabeza de la Unión Europea y capacidad de almacenamiento de GNL. Gracias a su situación geoestratégica y las inversiones realizadas para potenciar la actividad de bunkering de GNL, queda patente el potencial existente en España para desarrollar este servicio en el transporte marítimo.

Al mismo tiempo, cada vez se habla más de economía circular. Y, en este sentido, el gas renovable ha sido el gran protagonista del año 2018. En una economía baja en carbono tienen cabida otras energías no eléctricas. Es el caso del gas renovable, procedente de residuos orgánicos, de biomasa y del excedente de energía eléctrica renovable. En cualquiera de los casos, se obtiene un gas (metano o hidrógeno) que inyectado en las redes del sistema gasista queda almacenado para su uso en cuanto se necesite. Por lo tanto, la infraestructura del sistema gasista español vuelve a ponerse en valor, esta vez como almacén energético.

El gas renovable es una solución viable a la que la Comisión Europea da protagonismo a través de la Directiva de Energías Renovables. En Europa ya existen 367 plantas, de las cuales sólo 1 está en España. La razón de su impulso está clara: además de ser parte de la economía circular, es un sumidero de CO2 dado que, por cada 1 bcm de biometano recuperado, se evitan 16Mt CO2 equivalente neto.

En este contexto, Sedigas ha presentado el Plan de Desarrollo del Gas Renovable en el que se incluye una Hoja de Ruta 2030 que contribuye al cumplimento de los objetivos ambientales de reducción de emisiones de gases de efecto invernadero, de calidad del aire, de incorporación de renovables no eléctricas y de la economía circular, en España.
El gas renovable es ya es una realidad dado que es viable tecnológicamente y existe gran cantidad de materia prima. Su uso contribuye a mejorar la seguridad de suministro y a la independencia energética. Tal y como demuestra la experiencia europea, es necesario fijar unos objetivos políticos, estratégicos y medioambientales para el desarrollo de este gas.

En este sentido, cabe destacar que la aprobación de una nueva normativa que regula el sector gasista, el Real Decreto 335/2018 de 25 mayo, contempla permitir al biometano acceder al sistema gasista a través de la red de distribución. Otras medidas que incorpora la nueva normativa van en la línea de impulsar un uso más efectivo de las infraestructuras y pata mejorar el funcionamiento del mercado a la hora de contratar nuevos servicios de empresas del sector del gas natural.

Los últimos días de 2018 han venido cargados de actividad regulatoria en materia energética. En este periodo se han finalizado los trabajos que culminaron a principios de 2019 con la aprobación del anteproyecto de Ley de Cambio Climático y Transición Energética a propuesta del Ministerio para la Transición Ecológica, con el que aspira a la descarbonización al 100% de la economía española en 2050. El proyecto normativo es uno de los tres pilares del Marco Estratégico de Energía y Clima, del que también formarán parte el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima y la Estrategia de Transición Justa. La Estrategia, que será sometida a información pública, forma parte del Marco Estratégico del Gobierno de Energía y Clima, enfocado a facilitar la modernización de la economía hacia un modelo sostenible y competitivo que contribuya a poner freno al cambio climático. Uno de los ámbitos de desarrollo de este nuevo marco regulatorio es el desarrollo de combustibles alternativos como el biometano y el hidrógeno.