El papel clave del gas en la transición energética                                                                                               Antoni Peris, Presidente de Sedigas

Con la publicación de este informe, la Asociación Española del Gas, Sedigas, detalla aquellos hechos que han marcado la evolución del año gasista 2017. Un ejercicio que destaca por un incremento del 9,1% respecto al consumo de gas, el tercer año con crecimiento alcista. También es importante señalar que la utilización de gas natural como energía tanto para el sector doméstico – comercial; industrial; funcionamiento de ciclos combinados; y creación de nuevos puntos de suministro, consiguió evitar 25.261 kilotoneladas de CO2 a la atmósfera en 2017.

En relación con la expansión del sector, la red gasista ha continuado creciendo hasta llegar a 1.759 nuevos municipios y cerca de 172.487 nuevos puntos de suministro. Una cifra importante, aunque el sector todavía tiene un amplio margen de maniobra para continuar creciendo. En este sentido, aunque el 79% de la población vive en municipios con gas natural, sólo el 31% de las viviendas cuentan con suministro de gas, elemento que muestra el potencial del sector.

España, como es bien sabido, tiene de una posición líder a nivel europeo en el sector ya que nuestro país dispone del 42% de la capacidad europea de almacenamiento de GNL en plantas de regasificación, distribuida en sus 6 regasificadoras activas —el sistema gasista español cuenta con 7 regasificadoras, de las 23 que tiene Europa—. Además, goza de una doble vía de aprovisionamiento; durante el período de 2016, el 58% del gas que llegó a España lo hizo a través de gasoducto, mientras que el 42% restante, vía metanero.

Este último sistema permite recibir gas de cualquier lugar del planeta. Sin ir más lejos, España recibió en 2017 gas de 12 mercados diferentes, entre los que destaca Nigeria, elemento que nos posiciona entre los países más diversificados de Europa. En 2017, 190 buques descargaron en las regasificadoras españolas destacando el aumento del volumen descargado en las plantas de Sagunto y de Huelva.

Esta doble capacidad de aprovisionamiento y la diversidad de orígenes que permite la infraestructura de GNL, configuran a España como el país de la UE con una de los niveles más altos de seguridad de suministro.

El sistema gasista español posee una consolidada red de distribución de GNL por carretera, a través de cerca de 250 cisternas que pueden cargar en cualquier terminal de regasificación transportando este combustible por toda la península. Esta infraestructura, permite poner el GNL a disposición del usuario en cualquier punto y en cualquier puerto para el suministro directo del buque que lo precise.  Aparte de las cisternas, las empresas españolas son líderes en tecnología de criogenia, elemento que viene a reforzar el desarrollo del mercado del gas natural y GNL en el ámbito de los buques y en puertos.

La situación geoestratégica de la península ibérica permite una intensa circulación de barcos entre el Océano Atlántico y el Mar Mediterráneo, elemento que favorece que los puertos de Algeciras, Valencia o Barcelona se encuentren entre los mejor posicionados en cuanto a tráfico a nivel mundial.

2017 marcado por la elaboración de la futura Ley de Cambio Climático y Transición Energética

Este 2017 ha venido marcado por la elaboración de la futura Ley de Cambio Climático y Transición Energética y la creación de una comisión de expertos a propósito de esta Ley.

Así, debemos caminar con paso firme hacia un nuevo escenario que suponga una mejora tanto en el clima y como en los niveles de contaminación del aire, un modelo energético sostenible económicamente, que ayude a conseguir los objetivos contra el calentamiento global y que aumente la calidad del aire que respiramos. Un nuevo modelo energético que en el caso español, tiene su mirada puesta en Europa, concretamente en 2030, apuntando a una economía baja en carbono, y para ello disponer de un mix energético limpio, económico y equilibrado es parte de la solución.

Reducción de CO2 con la utilización de los ciclos combinados

La falta de lluvias para la generación eléctrica marcó 2017 y también el funcionamiento de los ciclos combinados, que aumentaron su demanda de gas en un 26,8%, respecto al año anterior, con una utilización del 17,2%.

Con todo, hay que tener en cuenta que en este mix energético las tecnologías renovables dependen de las circunstancias meteorológicas y, en ausencia de las condiciones adecuadas (viento, lluvia, sol), no están disponibles para abastecer el consumo eléctrico. Por este motivo, es preciso contar también con fuentes de generación capaces de garantizar la continuidad del suministro. Se trata de tecnologías que aportan estabilidad al sistema, ya que son capaces de asegurar el abastecimiento de energía en cualquier momento.

En este punto, los ciclos combinados, como garantes de la estabilidad del sistema eléctrico, deben ponerse en valor. El rol de estas infraestructuras gasistas está siendo esencial para la seguridad de suministro eléctrico, es decir, para que los ciudadanos y ciudadanas puedan seguir utilizando la electricidad sin ningún tipo de restricción gracias a su flexibilidad. Por esa razón la Comisión Europea posiciona al gas natural como el principal apoyo de las energías renovables en su publicado Paquete de Medidas para la Energía Limpia de los Europeos-Winter Package, a sabiendas de que el gas natural es una garantía constante de suministro eléctrico cuando las condiciones climatológicas impiden el funcionamiento de las energías renovables.

Y es que las emisiones de un ciclo combinado son del orden de 350gr CO2/kWh, ahorrando 550gr de CO2 por cada kWh generado con combustibles alternativos. Los ciclos combinados son, de largo, la tecnología de generación eléctrica de origen tradicional con menores emisiones de CO2.

En el año 2017, gracias a su funcionamiento se evitaron casi 5.000 kilotoneladas de CO2 equivalentes a la atmósfera.

El gas renovable fomenta la economía circular reduciendo las emisiones de gases de efecto invernadero

Así, el gas natural está llamado a representar un papel clave en la transición energética global hacia una sociedad baja en carbono, en especial por la creciente inyección de gas de origen renovable en su infraestructura.

El uso del gas renovable generado a partir de desechos orgánicos locales proporciona importantes ventajas medioambientales tales como fomentar la economía circular reduciendo las emisiones de CO2 equivalente en vertederos, en hasta 18Mt por bcm inyectado en red.  Este gas ya es una realidad dado que es viable tecnológicamente y existe gran cantidad de materia prima. Su uso contribuye a mejorar la seguridad de suministro y a la independencia energética. En este sentido algunos países como Francia, Italia y Alemania han establecido distintos mecanismos para favorecer la investigación y construcción de plantas, por lo que esperamos que en España también podamos incorporar los elementos necesarios para apoyar el desarrollo de esta nueva tecnología renovable y competitiva. Tal y como demuestra la experiencia europea, es necesario fijar unos objetivos políticos, estratégicos y medioambientales para el desarrollo de este gas.

El gas natural en el transporte terrestre reduce hasta un 30% las emisiones de gases de efecto invernadero

Si seguimos hablando de un tema crucial como es la reducción de emisiones, el gas para uso vehicular es el combustible más eficiente, limpio y sostenible ya que conjuga en equilibrio importantes ventajas medioambientales, a través de la reducción de emisiones tanto de CO2 como de contaminantes y de una menor contaminación acústica.

Es significativo el dato que, según el Minetad, en 2015 el transporte, tanto terrestre como marítimo, fue el responsable del 48% de las emisiones de gases de efecto invernadero de los sectores difusos en España.  La utilización del gas en el transporte terrestre reduce rápidamente hasta un 30% las emisiones de CO2 respecto a otros combustibles.

Calidad del aire con gas

Teniendo en cuenta que el origen de la contaminación ambiental procede principalmente del transporte, el gas se configura, como una alternativa real para los vehículos, en la medida que reduce más de un 85% las emisiones de óxidos de nitrógeno, el 100% de las emisiones de óxido de azufre y casi el 100% las partículas en suspensión. Además, los motores de gas natural producen hasta un 50% menos de emisión sonora que los motores diésel.

En España son más de 6.000 los vehículos que circulan con gas natural, fundamentalmente autobuses, camiones de recogida de residuos y taxis, y 22 provincias disponen ya de suministro de estaciones públicas, entre las que se encuentran Madrid, Barcelona, Sevilla y Valencia. En la Península Ibérica existen 63 (53 en España y 10 en Portugal) gasineras abiertas al público y otras 60 de empresas privadas, una cantidad insignificante si se compara con las 1.000 que existen en Italia, (uno de los países europeos que más ha apostado por esa tecnología).

El gas natural es la única energía capaz de ser hoy pieza angular en el mix energético y una solución a largo plazo

Todas estas ventajas hacen que la participación del gas natural en el futuro mix energético sea fundamental para alcanzar los objetivos derivados del 2030 y para llegar a una economía baja en carbono, permitiendo seguir introduciendo renovables en el sistema energético y desplazando a los combustibles fósiles. Definir cómo queremos que sea nuestro nuevo modelo energético y que luego se traduzca en una Ley que aporte estabilidad es tarea de todos, y hoy por hoy, el gas natural es la única energía capaz de ser pieza angular en el mix y una solución a largo plazo.

Antoni Peris