Nuevas oportunidades de crecimiento para el gas

2014 ha sido un año particularmente importante para el sector del gas en España. Se han producido un conjunto de acontecimientos y novedades en el escenario energético mundial y en el ámbito legislativo –tanto a nivel nacional como comunitario– que tendrán decisivas repercusiones en el futuro del sector y generarán nuevas oportunidades de crecimiento para el gas. En el capítulo de la demanda, junto con un entorno poco favorable para el consumo de gas en 2014 —altas temperaturas y menor funcionamiento de la cogeneración y de las centrales de ciclo combinado— se están dibujando nuevas variables de consumo que determinarán la expansión del sector en el futuro.

Los cambios en el entorno regulatorio adoptados el pasado año, con la entrada en vigor del Real Decreto-ley 8/2014, de 4 de julio, y la Ley 18/2014, de 15 de octubre (ambas de aprobación de medidas urgentes para el crecimiento, la competitividad y la eficiencia), dotan al sector gasista de la estabilidad necesaria para mantener el esfuerzo inversor de los últimos años. Un esfuerzo que va ligado a la expansión del sector, con un potencial de crecimiento destacado en el ámbito doméstico-comercial, el industrial y en el de los grandes edificios de servicios, así como el esperado impulso del gas en el sector del transporte, tanto terrestre como marítimo.

Además del potencial de crecimiento que todavía tiene el gas en España, durante el año 2014 se ha confirmado una nueva actividad en relación con las plantas regasificadoras. El hecho de disponer de unas infraestructuras modernas y flexibles ha permitido mantener las operaciones del sistema gasista gracias al crecimiento de la demanda en tránsito y la recarga de buques con destino a la exportación. La fortaleza del sistema gasista español en cuanto a infraestructuras, junto con una excepcional posición geográfica para el aprovisionamiento, podrían reservar a España un importante papel en la mejora del suministro de gas para Europa, teniendo en cuenta además los recurrentes y periódicos episodios de la crisis Rusia-Ucrania, que en 2014 vivieron un nuevo y complicado capítulo.

El gas se presenta también como una energía clave en la política medioambiental de la Unión Europa de los próximos años. Un ejemplo es el nuevo paquete Clima Energía 2030, aprobado en 2014 por la Comisión Europea, para la consecución de los objetivos de eficiencia energética y reducción de emisiones, en el que el gas tendrá un destacado protagonismo al tratarse de la energía tradicional más respetuosa con el medio ambiente.

Metanero Cadiz Knutsen
UNIÓN FENOSA GAS
El sector del gas es un agente importante de la economía española. En apenas 50 años ha creado una industria muy potente con unas infraestructuras modernas y flexibles que representan el 0,5% del PIB español, que emplea a 150.000 personas de forma directa e indirecta y cuya capacidad de inversión anual se sitúa en torno los mil millones de euros; el sector lleva invertidos cerca de 15.000 millones de euros desde el año 2.000.
La demanda nacional de gas en 2014 se ha visto condicionada por la climatología. Según datos de la NASA y de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica de EEUU, 2014 fue el año más cálido desde que comenzaron los registros en 1880. La temperatura media de la superficie del planeta fue 0,69 grados superior a la media del siglo XX, cuatro centésimas de grado más que los anteriores récords de temperaturas cálidas registrados en 2005 y 2010. Además, en 2014 no se registró ninguna ola de frío, a diferencia de 2013, cuando se produjeron tres episodios de esta naturaleza. Las altas temperaturas han comportado un descenso en el consumo del mercado convencional, debido al menor encendido de calefacciones durante la época invernal en los sectores doméstico y comercial.

El pasado ejercicio la demanda de gas se vio también afectada por el descenso de la actividad cogeneradora. Según datos de Red Eléctrica España (REE), el vertido de electricidad a la red por parte de las empresas cogeneradoras disminuyó un 18,9% durante 2014. Los cambios regulatorios, con la modificación del sistema de retribuciones y el descenso de los incentivos así como el aumento de la fiscalidad, han incidido negativamente en la actividad de las empresas cogeneradoras. No hay que olvidar que en España el 89% de la energía que se utiliza en la cogeneración es el gas.

Por otra parte, se ha producido una menor utilización del gas en generación eléctrica en las plantas de ciclo combinado. Así, han aportado el 8,5% de la demanda total de energía eléctrica (un punto menos que el año anterior), fruto tanto del descenso de la demanda eléctrica –un 1,2% inferior a la de 2013– como de la mayor utilización de la energía hidráulica –un 5% más– y sobretodo del mayor empleo del carbón –un 10% más– en el mix eléctrico, en este último caso producto de su ventaja competitiva en cuanto a precios.

Como resultado de todos estos factores, durante el pasado año la demanda de gas en España se situó en 301.433 GWh, un 9,6% menos que en 2013.

A pesar de esta situación, en 2014 la demanda total de gas transportado (convencional, eléctrica, exportaciones, carga de buques y tránsito con Portugal) alcanzó los 393.405 GWh, con un descenso del 1,4% respecto a 2013 que se hubiera corregido al alza y hubiera representado un aumento del 2% de no ser por el efecto de las altas temperaturas registradas el pasado año. En el buen comportamiento de la actividad gasista ha tenido mucho que ver el crecimiento de la demanda en tránsito, un 40% más, impulsada por la recarga de buques, actividad que ha registrado un crecimiento del 89% respecto al año anterior.

En cuanto a las regasificadoras se refiere, España continúa ocupando el primer puesto en número de terminales de descarga y regasificación en Europa. De las 22 plantas instaladas en el continente europeo, seis se encuentran operativas en territorio español, con una capacidad que en 2014 alcanzó los 3.316.500 m3 de GNL. Se trata de las plantas de Barcelona, Cartagena, Huelva, Bilbao, Mugardos y Sagunto. Este volumen representa el 36,5% de la capacidad de almacenamiento de GNL en Europa.

Las nuevas oportunidades de crecimiento para el sector del gas se sitúan en diferentes escenarios.

El sector doméstico cuenta con un gran potencial de crecimiento por la posibilidad de crear nuevos puntos de suministro. Mientras que el 78% de la población española vive en municipios con acceso a gas, únicamente el 30% de las viviendas cuentan con suministro. Estos datos contrastan con la penetración europea, donde aproximadamente el 50% de los hogares consume gas.

A este potencial de crecimiento del sector, se le suman las previsiones para un año 2015 en el que se esperan temperaturas más acordes en relación con la época del año –a diferencia de lo ocurrido en 2014–, con lo que ello puede representar para la recuperación de la demanda de gas.

Para este sector, la industria del gas ha ido incrementando la eficiencia en sus aplicaciones –calderas de condensación, bombas de calor-frío, sistemas solar-gas y microcogeneraciones—.

En lo que al sector terciario se refiere, las perspectivas de crecimiento son también destacadas en los edificios de servicios, como hoteles, hospitales y administraciones públicas, gracias a la sustitución de otras energías por gas y la implantación de cogeneraciones. En este último ámbito, la Directiva de Eficiencia Energética, a través de la trasposición a las regulaciones nacionales, emplaza a los países a hacer un esfuerzo para mejorar la eficiencia de sus sedes públicas.

Finalmente, en relación con la industria, es importante destacar el papel del gas en los procesos productivos de numerosas industrias, como la azulejera, la del papel, la siderúrgica o la química, que tienen en este combustible un aliado insustituible, y otras que lo están incorporando en los últimos años para mejorar su competitividad.

En el ámbito industrial, la cogeneración tiene un papel muy relevante en los procesos productivos debido a la ventaja competitiva y de eficiencia energética que representa para las empresas. A partir de ahora, y con la nueva normativa del sector, las empresas tienen el reto de adaptarse a este nuevo entorno y, de esta manera, continuar beneficiándose de las virtudes de la cogeneración —ahorros de hasta el 40% en energía primaria, a la vez que rendimientos que pueden alcanzar el 90%–.

No hay que olvidar que el sector industrial continúa siendo el principal consumidor de gas, con un 65% del total consumido, seguido del sector de la generación eléctrica (17%) y del doméstico-comercial (16%).

La industria del gas también prevé una expansión de la demanda en nuevos sectores como el transporte. Aunque ya tiene un peso importante en flotas cautivas de ciudades, cuenta con perspectivas importantes de crecimiento en el ámbito de los vehículos particulares y taxis, y sobre todo en el transporte marítimo, promoviendo el uso de GNL para la propulsión de buques.

Además de la utilización del GNL en embarcaciones, el gas también es un buen candidato para la alimentación de los motores auxiliares destinados a la generación eléctrica, que precisan los barcos cuando están atracados en los puertos.

La expansión del sector está en consonancia con el importante ritmo inversor. Desde el año 2.000, las compañías gasistas llevan invertidos cerca de 15.000 millones de euros. Estas inversiones han permitido alcanzar en la actualidad cerca de 82.000 kilómetros de redes de transporte y distribución de gas y llegar a 1.638 municipios.

El pasado año se inauguró el gasoducto Bilbao-Treto que conecta el puerto bilbaíno con esta localidad cántabra, con un trazado de 53 km y que ha supuesto el cierre del sistema gasista del Arco Atlántico al conectar la red vasca que parte de Irún con la de Cantabria y Asturias.

Por otra parte, en 2014 entraron en funcionamiento el gasoducto Musel-Llanera y el desdoblamiento de la interconexión Llanera-Otero, dos proyectos necesarios para la adecuada integración en el sistema de la planta de El Musel (Gijón), en estado de hibernación desde 2012.

Asimismo, la entrada en operación del gasoducto Mariña-Lucense, permitirá suministrar gas natural a los municipios de Ribadeo, Barreiros, Foz, Cervo, Xove y Viveiro, en Galicia, y abastecer también al sector industrial.

Conviene destacar, como infraestructura importante realizada en 2014, la entrada en funcionamiento de un tercer tanque de GNL en la planta regasificación de Bilbao con una capacidad de almacenamiento adicional de 150.000 m3

El uso del gas en el transporte es otro de los ámbitos con grandes posibilidades de crecimiento. Actualmente el gas ya tiene un peso importante en el transporte en flotas de autobuses urbanos y camiones de recogida de residuos. La capacidad para seguir creciendo se centra ahora en el impulso de esta energía en los vehículos particulares y flotas de taxis así como en el transporte ferroviario, el de camiones y, especialmente, en el transporte marítimo, sector que debe cumplir con las restricciones a las emisiones de SO2 (dióxido de azufre) que la Unión Europea impondrá en unos años.

A este respecto, en noviembre de 2014 entró en vigor la Directiva 2014/94/UE para el despliegue de infraestructuras necesarias para combustibles alternativos. Esta directiva establece la obligación de prestación de suministro de GNL para todos los puertos que formen parte de la Red Principal de la Red Transeuropea de Transporte (TEN-T) antes del 31 de diciembre de 2020, aunque hay propuestas de retrasarlo al 2025 o 2030. Ello comportará la obligación de los Estados Miembros de fomentar su desarrollo y apoyarlo mediante incentivos económicos y presupuesto para la investigación y el desarrollo tecnológico. En España se creó el pasado año, dentro de la Comisión de Medio Ambiente y Cambio Climático del Senado, una ponencia para estudiar la viabilidad técnica y económica de la utilización del gas natural licuado como combustible marino.

Por otra parte, el mar Mediterráneo tiene posibilidades de ser considerado zona ECA (libre de emisiones) en base a la Convención Internacional de Prevención de la Contaminación de Barcos, Marpol.

La utilización de GNL en el transporte marítimo supone la reducción drástica de las emisiones de azufre, nitrógeno y partículas tanto en el mar, como en las zonas portuarias y en las áreas metropolitanas próximas. Asimismo, reporta importantes ventajas en los costes. En este sentido, los Presupuestos Generales del Estado para 2015, incorporan como novedad la reducción del 50% en las tasas portuarias para buques que utilicen GNL para su propulsión en alta mar, así como para buques que durante su estancia en el puerto utilicen gas natural para la alimentación de motores auxiliares. Esta nueva medida, puede suponer un nuevo elemento de desarrollo para la economía del país.

España puede tener un importante papel en el abastecimiento de gas para uso marítimo tanto por su privilegiada posición geoestratégica como por su potencial en conocimiento en GNL: amplia experiencia en su manipulación con seis regasificadoras, líder europeo en terminales y carga de cisternas de esta energía, así como un potente entramado de industrias auxiliares y de tecnología del GNL. Con cerca de 250 cisternas, España dispone del mayor parque de toda Europa, que proporciona 52.800 servicios al año. El consumo anual de cisternas de GNL se sitúa anualmente en 10.858 GWh, lo que representa el 4% de la demanda convencional.

Existen diversos proyectos europeos en relación al uso de GNL como combustible marino. El Costa Project (presentado en el Parlamento europeo en febrero de 2014) prevé un plan estratégico para el empleo del GNL en las denominadas autopistas del mar o Short Sea Shipping (SSS) entre el Mediterráneo y el Atlántico Norte, así como en las rutas transoceánicas a través de las Azores, Madeira y Canarias.

El Puerto de Huelva comenzó a suministrar GNL para barcos en 2014, convirtiéndose así en el primer puerto español en ofrecer este servicio. La iniciativa se adelanta así a la directiva europea. Este puerto tiene la ventaja de contar con una planta de regasificación, así como empresas que suministran combustible a buques.

El gas, por lo tanto, puede desempeñar un rol cada vez más importante en las políticas medioambientales. No hay que olvidar que se trata de una fuente energética limpia y abundante y que es el combustible tradicional con menor impacto ambiental, tanto en la fase de extracción, transporte y distribución, como en la de utilización.

El Consejo Europeo aprobó en octubre los objetivos del nuevo paquete Clima y Energía 2030 que reemplazará al paquete 2020–conocido como Framework 2030–.

La política medioambiental -a través del paquete Clima y Energía 2030- incide en la descarbonización mediante la reducción de emisiones, las energías renovables y la eficiencia. En concreto, se propone una reducción del 40% de las emisiones de gases de efecto invernadero, en relación con los datos de 1990; un incremento del 27% en el uso de las energías renovables y una mejora del 27% en la eficiencia energética.

Al tratarse de una energía limpia y respetuosa con el medio ambiente en todas sus aplicaciones, el gas es un aliado para conseguir estos objetivos de eficiencia energética y de reducción de emisiones.

Así, en las aplicaciones térmicas es el combustible con menor impacto en la salud humana ya que, al contrario de la biomasa o el gasóleo, no emite partículas sólidas. En la generación eléctrica, es el combustible con menores emisiones ya que, a diferencia del carbón, no emite azufre. En el transporte terrestre el gas natural es la alternativa más eficiente por la reducción de emisiones y de ruido. La utilización del Gas Natural Licuado (GNL) para transporte marítimo reduce las emisiones y mejora la calidad del aire de los puertos y áreas metropolitanas cercanas.

A nivel mundial, las perspectivas que se la abren al gas también son importantes desde el punto de vista medioambiental. Tras la cumbre de cambio climático celebrada en Lima (Perú) en diciembre de 2014, se aprobó oficialmente un texto que debe servir de base para lograr la firma de un nuevo acuerdo que sustituya el Protocolo de Kioto en la cumbre prevista en París para finales de 2015 (COP21). Poco antes de la cumbre de Lima, EEUU y China anunciaron un compromiso conjunto para la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) por primera vez en la historia.

La COP 21 debe constituir una etapa decisiva en la negociación del futuro acuerdo internacional previsto para después de 2020, con el objetivo de que todos los países, y entre ellos los mayores emisores de gases de efecto invernadero –países desarrollados y países en desarrollo– estén vinculados por un acuerdo universal sobre el clima. En este sentido, Francia desea un acuerdo ambicioso, aplicable a todos, con el fin de alcanzar el objetivo de limitar a dos grados el calentamiento global del planeta.

El acuerdo deberá traducir un cambio de orientación que tenga en cuenta el reto climático no ya como una necesaria “carga compartida” en lo que se refiere a las emisiones, sino como una oportunidad para crear empleo y riqueza a través del desarrollo de nuevos modelos de producción y de consumo.

El conflicto entre Rusia y Ucrania, a raíz de la segunda crisis con el gas ruso a su paso por Ucrania –en 2009– y de esta última, acontecida el año pasado, está obligando a las autoridades europeas a replantearse el tablero energético vigente y a considerar otras fuentes alternativas de suministro que garanticen la total seguridad de abastecimiento. En este nuevo escenario que podría perfilarse, España puede jugar un papel decisivo y posicionarse como puerta de entrada del gas en Europa. Su estratégica posición geográfica –entre las cuencas Mediterránea y Atlántica– la convierten en una ruta fiable para el aprovisionamiento del gas hacia Europa.

Pero sobretodo España puede garantizar uno de los sistemas más seguros y diversificados. A España llega gas de 11 mercados diferentes –una cifra muy superior a la media europea– y lo hace combinando el abastecimiento mediante gasoducto y la vía marítima, es decir, en forma de gas natural licuado (GNL). Esta última vía representa en la actualidad el 47% del total del gas recibido, mientras que el 53% ha entrado por gasoducto. Unas cifras que contrastan con la realidad europea, donde el 86% del gas natural consumido proviene de gasoducto.

A todo ello se une que España lidera la capacidad de regasificación y de almacenamiento de GNL, con el 36,5% de la capacidad de almacenamiento europeo. A su liderazgo en regasificación se une su capacidad de recepción de gas directamente desde Argelia mediante gasoducto.

A lo largo de 2014, y desde diversos foros españoles y europeos, se ha puesto de manifiesto la necesidad de potenciar las conexiones internacionales del sistema gasista ibérico como una herramienta fundamental, que reduciría el impacto de un potencial descenso del suministro en el este de Europa. En estos momentos, España cuenta con seis conexiones internacionales, dos con Francia, dos con Argelia y otras dos conexiones con Portugal.

A estas infraestructuras se podría unir próximamente el proyecto Midcat (entre España y Francia por Cataluña), que Bruselas ya tiene incluido en la lista de infraestructuras de interés comunitario (PCI). La frontera franco-española cuenta en la actualidad con una capacidad de conexión, en ambos sentidos, de 5,3 bcm, que llegará a 7,1 bcm con la finalización del proyecto Irún-Biriatou, prevista para finales de 2015. Con el Midcat, la capacidad se duplicaría a un total de 15,1 bcm. De este modo, España podría aportar a Europa hasta el 12% del gas que actualmente procede de Rusia.

La aprobación del Real Decreto-ley 8/2014, de aprobación de medidas urgentes para el crecimiento, la competitividad y la eficiencia, y de la correspondiente Ley 18/2014, confiere estabilidad regulatoria al sector del gas.

La reforma del sector se ha acometido para hacer frente al déficit estructural como consecuencia del desajuste entre ingresos y gastos del sistema gasista a raíz del cambio de tendencia de la demanda a partir de 2009 y el importante desarrollo de infraestructuras en los años precedentes. El objetivo de la reforma es garantizar la sostenibilidad económica del sistema gasista y el equilibrio económico a largo plazo, que tenga en consideración las fluctuaciones de la demanda, la evolución de los costes, las mejoras de eficiencia y el grado de desarrollo de las infraestructuras gasistas existentes en la actualidad.

El nuevo marco regulatorio permitirá incentivar las inversiones de las empresas, ya que aporta un horizonte predecible. Por otro lado, debe remarcarse que la solución que la nueva regulación ha dado al déficit que tenía el sector no ha venido acompañado de ningún cambio en el precio que paga el consumidor final.

Las modificaciones sobre la normativa vigente que afectan al gas son amplias. Así, se modifican las retribuciones de las actividades gasistas (distribución, transporte, regasificación y almacenamientos subterráneos), se establece un marco para conseguir objetivos de ahorro energético y se crea un sistema nacional de obligaciones de eficiencia energética para dar cumplimiento a la Directiva de Ahorro y Eficiencia Energética. Asimismo, se permite establecer servicios logísticos de GNL en las plantas de regasificación y se incentiva el uso de buques propulsados por GNL.

Europa, con el tercer paquete energético de medidas legislativas para la creación del mercado interior de gas, estableció, como objetivo a alcanzar a medio plazo, un modelo de mercado europeo del gas basado en zonas de balance, al menos de ámbito nacional, con mercados organizados (hubs), interconectados a través de sistemas de peaje de entrada y salida. España cumple con las principales condiciones para el desarrollo de un hub líquido: tiene un índice de concentración HHI en torno a 2.000 –lo que significa que hay un importante número de comercializadoras activas con cuota de mercado relevante–, cuenta con más de tres fuentes de aprovisionamiento y la demanda es superior a 20 bcm.

El proyecto de ley de reforma de la ley de Hidrocarburos de 1998, en el momento de publicar este informe en estado de tramitación parlamentaria, establece las bases para la creación de un mercado organizado (hub) de gas natural. Se trata de crear un mercado mayorista de contratación de gas que convivirá con las transacciones bilaterales, con las que ha venido funcionando el sector hasta ahora. En el hub las operaciones se realizan anónimamente, a través de un mercado electrónico operado por un gestor del mercado, con transacciones efectuadas en el punto virtual de negociación y con entregas físicas, sin identificar compradores ni vendedores, pero sí con precios públicos de compraventa.

El hub de dimensión ibérica (España y Portugal) será sin duda un mecanismo de eficiencia, que comportará más liquidez y transparencia para los consumidores e incrementará la competencia en el mercado de gas natural. El desarrollo del hub fomentará la integración de los mercados de España y Portugal.