El acuerdo del pasado 9 de diciembre en Alicante entre Portugal, España y Francia para la construcción del denominado H2Med, el conducto submarino de hidrógeno renovable que conectará Barcelona con Marsella a través del Mediterráneo y la tubería entre Celourico da Beira (Portugal) y Zamora, supone el punto de partida para la creación de un corredor energético entre la península ibérica y el resto de Europa.
Buena noticia para cerrar un ejercicio demasiado convulso e incierto. Un año que comenzaba con un tsunami en el ámbito energético europeo y mundial como resultado de la trágica e injustificada invasión rusa de Ucrania, lo cerramos con al menos una buena noticia, con un proyecto de referencia y de futuro para Europa.
El presidente de la República francesa, Emmanuel Macron; el presidente del Gobierno, Pedro Sánchez, y el primer ministro portugués António Costa, escenificaron, en el marco de la Cumbre Euromediterránea, su pacto para la puesta en marcha de un hidroducto valorado inicialmente en 2.500 millones de euros que permitirá el trasiego de hidrógeno entre Barcelona y Marsella a partir de 2030. El apoyo político de la Unión Europea quedó patente con la presencia de Úrsula von der Leyen. La presidenta del Ejecutivo europeo respaldaba el proyecto y su alineamiento con los objetivos del REPowerEU, concebido para reducir la dependencia energética de la Unión del exterior, y que contempla para 2030 la producción de 10 millones de toneladas anuales de hidrógeno verde y la importación de una cantidad similar, para completar 20 millones de toneladas en total.
Sin embargo, la verdadera implicación de Bruselas se espera a través de una contribución cercana al 50% de los fondos necesarios para la puesta en marcha de esta nueva infraestructura, para lo que se deberá calificar a como Proyecto de Interés Comunitario (PCI, por sus siglas en inglés).
“España aspira a ser un referente mundial en el ámbito del hidrógeno, y éste va a ser el primer gran corredor del hidrógeno de la Unión Europea”, declaró Sánchez en el acto para poner en valor la magnitud de una infraestructura que contribuirá a convertir a España en un verdadero hub gasista ya que, por la nueva conexión transitará el 10% de todas las necesidades de hidrogeno de la UE en 2030.
El recorrido hasta llegar al acuerdo ha sido tortuoso y por el camino quedó descartado el proyecto de gaseoducto que pretendía unir la Península Ibérica con Francia a través de los Pirineos (MidCat). Sin embargo, la necesidad de una interconexión con Europa era una prioridad para España que, de este modo, puede poner en valor su potente infraestructura gasística y su capacidad de producción de gases renovables al servicio de la solidaridad con el resto de los Estados miembros y en pro de un mercado interior común de la energía. Esa interconexión se ha demostrado imprescindible más aún a raíz de la crisis con Rusia, un momento crucial en el que España podría haber ofrecido su capacidad disponible para paliar la situación actual para muchos países de la UE.
Teniendo en cuenta el potencial de producción de España en el ámbito del hidrógeno verde, nuestro país está llamado a liderar la carrera en Europa de los gases renovables, aunque, y esto sí es de vital importancia, siempre que el marco normativo ayude y contribuya a crear el cuerpo legislativo adecuado para su desarrollo.
En este sentido, hay que recordar que Europa ya se ha puesto manos a la obra con iniciativas como el REPowerEU señalado antes. España, por su parte, aunque menos ágil en la toma de decisiones, también ha comenzado a crear un marco adecuado y a fomentar medidas que ayuden a desarrollar todo ese despliegue que nos permita erigirnos como estratégico para el sector en Europa (la Hoja de Ruta del Biogás o el Sistema de Garantías de Origen, serían ejemplos de ello), aunque todavía sea necesario seguir dando pasos para eliminar las barreras que impiden aprovechar plenamente todo nuestro potencial.
Comenzamos el 2022 con un conflicto bélico que sigue hoy en día amenazando la estabilidad del mercado energético europeo, pero lo terminamos al menos con una decisión positiva y de relevancia estratégica para España. Una respuesta solidaria y comprometida con Europa y que permitirá a nuestro país acelerar su rol de productor y exportador, y servir además de puerta de entrada a Europa de otros proveedores de este vector clave para la configuración del mercado energético europeo del futuro. |
Naiara Ortiz de Mendíbil Romo Secretaria General de Sedigas
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