Cómo abordar una insólita coyuntura energética

En los últimos días hemos sido testigos del anuncio de distintos planes orientados a paliar los efectos de la crisis energética, tanto en el ámbito nacional como el europeo, en los que se incluyen medidas que tratan de mitigar sobre todo el impacto directo del incremento de los precios de la energía sobre la factura de los consumidores.

El pasado 17 de octubre el Gobierno aprobaba el Real Decreto-ley 18/2022 concebido para complementar el Plan +Seguridad Energética. La norma introduce la creación de una nueva Tarifa de Último Recurso (TUR) para facilitar el ahorro de las comunidades de vecinos con sistemas de calefacción centralizada, hasta ahora excluidas de la tarifa regulada por ser considerados grandes consumidores. Según estimaciones del propio Ejecutivo, la nueva TUR podría beneficiar a 1,7 millones de hogares.

Su creación, junto con la prórroga de las condiciones vigentes para el resto de las TUR, resulta una decisión sensata en el actual contexto. A ellas se suma, el anuncio de que el déficit acumulado por el tope al incremento del coste real de la materia prima en esa tarifa regulada – en vigor desde octubre de 2021 - y el que pueda generarse hasta el 31 de diciembre de 2023 será financiado con cargo a los Presupuestos Generales del Estado. Esto es, desde luego, una buena noticia para dar estabilidad al sistema gasista.  que no tendrá que soportar en sus balances el peso del déficit generado (pasado y futuro).

Sin embargo, convendrá vigilar de cerca las posibles consecuencias de este mecanismo artificial de compensación, ya que podría derivar en una migración masiva de clientes a la TUR que amenace la sostenibilidad y la competencia del libre mercado, que acabe cuestionando el proceso de liberalización emprendido por el sector hace ya más de dos décadas. De lo que no hay duda es del fehaciente compromiso de las comercializadoras para atender en tiempo y forma a los clientes que deseen ejercer su derecho a cambiar de tarifa.

La norma también plantea otras propuestas para fomentar la eficiencia y el ahorro energético; entre ellas, un mayor apoyo al despliegue de contadores inteligentes de gas natural. Esto es algo que desde Sedigas veníamos reclamando desde hace tiempo y que, por tanto, aplaudimos, ya que facilita a los consumidores un mejor control de su consumo, al tiempo que favorece el despliegue de los gases renovables. No obstante, como hemos señalado públicamente, se debe acelerar su implantación mediante la aprobación, a la mayor brevedad posible, de la orden ministerial que establezca los planes para su desarrollo.

A nivel europeo, la agenda también ha estado repleta de propuestas orientadas a tratar de contener el impacto de esta crisis sobre las familias y el tejido productivo europeo. No obstante, a pesar de las sucesivas reuniones mantenidas por los representantes de los Veintisiete no existe aún el consenso necesario en torno a las medidas más relevantes.  Una de ellas es la extensión de la “excepción ibérica” al resto de la UE o la fijación de un límite al precio del gas importado. Medidas que algunos Estados Miembros consideran que podría poner en peligro el equilibrio del mercado al facilitar que países terceros puedan beneficiarse importando la electricidad ‘subvencionada’ sin formar parte del sistema, desincentivar el ahorro energético y amenazar la seguridad de suministro.

Sí parece haberse encontrado el consenso - al menos por el momento - sobre la creación de una plataforma de compra conjunta de gas de cara al invierno de 2023. Esta herramienta obligaría a que un mínimo del 15% de la capacidad de almacenamiento de los países miembros fuera completada con gas adquirido a través de ella, para aumentar así la capacidad de negociación y reducir posibles subidas de precios motivadas por la competitividad intraeuropea.

Donde sí hemos visto importantes novedades es en materia de interconexiones con el anuncio del acuerdo alcanzado por España, Francia y Portugal para la construcción del Corredor de Energía Verde, ‘bautizado’ ya como BarMar, que sustituye definitivamente al proyecto MidCat y que conectará Barcelona con Marsella. En Sedigas, a la espera de mayor concreción en torno al proyecto en las próximas semanas, celebramos la noticia ya que, por un lado, pone fin al bloqueo en torno al refuerzo de la ansiada conexión gasista con Europa; y, por otro, supone un importante paso hacia la consolidación de España como futuro hub energético. El gasoducto, que transportará inicialmente gas y en el futuro hidrógeno verde, permitirá por fin sacar el máximo partido al potencial de la infraestructura gasista española. En síntesis, un impulso definitivo para la descarbonización, la seguridad de suministro y la solidaridad energética de España con el resto de Europa.

Naiara Ortiz de Mendíbil Romo
Secretaria General de Sedigas