Dejamos atrás el que probablemente haya sido el semestre más convulso e intenso para el sector gasista en la historia reciente. La crisis energética desatada por Rusia ha puesto en marcha un mecanismo de reacciones en Europa que ha buscado la respuesta común, en bloque, y aprovechar la fortaleza de la unión. También se ha buscado el equilibrio entre la inmediatez y el largo plazo, un trabajo extremadamente complejo teniendo en cuenta que nos movemos en un escenario de extrema volatilidad y que la dependencia europea del gas ruso es todavía determinante para muchos Estados miembros.
Pero no es aún momento de hacer balance. Quizás el mes de agosto nos aporte una pequeña tregua, pero la realidad es que a la vuelta nos esperan retos aún mayores.
El más significativo, sin duda, es que llegará el momento crucial de enfrentarnos al invierno. Pese a que llevamos meses preparándonos para el frío y consensuando medidas de planificación, las últimas acciones de Rusia con relación al Nord Stream 1 nos han mantenido en vilo y, pese a la reapertura del gasoducto, ya nadie se fía de Moscú y es evidente que es esencial estar preparados para una posible desconexión rusa.
En este contexto, desde Bruselas se han acelerado los esfuerzos para implementar medidas para prescindir del gas ruso, esta vez, desde el lado de la demanda (tras incidir en la diversificación de aprovisionamiento por parte de la oferta en REPowerEU).
La semana pasada conocimos el plan Save Gas for a Safe Winter, una propuesta de acciones de la Comisión Europea en el ámbito del ahorro y la eficiencia en el consumo de gas y de la solidaridad entre Estados miembros que deben ser ratificadas (o no) por el Consejo Europeo.
Desde el compromiso absoluto con la coordinación, la solidaridad y la necesidad de trabajar para garantizar la seguridad de suministro, consideramos que Bruselas tropieza de con la misma piedra con la que ya se topó en el diseño de los objetivos de almacenamiento: ignora el principio de proporcionalidad y las singularidades de los diferentes países. En este caso, lanza una propuesta que establece la posibilidad por mando obligatorio de reducir hasta en un 15% la demanda media de los últimos cinco años entre el próximo 1 de agosto y el 31 de marzo de 2023.
Sedigas ha reivindicado públicamente dos puntos:
• Partiendo de la necesaria solidaridad entre Estados miembros, es imprescindible considerar la situación de partida de cada país en términos de consumo de gas, disposición de infraestructuras de recepción e interconexión con Europa y su actual grado de exposición al suministro de gas de origen ruso en todo plan de contingencia a nivel europeo. En el caso de España, ese riesgo es considerablemente inferior (pues apenas representa el 10%).
• Ante la relevancia estratégica de la infraestructura gasista española en el escenario actual, es imperativo articular y desplegar las inversiones anunciadas por Bruselas con cierta celeridad para reforzar las interconexiones que permitan impulsar, no solo más volúmenes de gas natural hoy, sino en el futuro inmediato el flujo de gases renovables, como el biometano y el hidrógeno verde, fuentes de energía autóctona y descarbonizada que nos permiten ser energéticamente soberanos.
Somos conscientes de que queda por delante una negociación en el seno del Consejo Europeo – hoy mismo se reúnen los ministros de Energía de la UE para debatir el plan de ahorro propuesto por la Comisión Europea - y de que seguirán los trabajos para elaborar el plan de contingencia nacional que se mandará a Bruselas, como fecha límite, a finales de septiembre. Seguiremos trabajando y a disposición del Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico para desarrollar medidas que nos permitan afrontar con garantías una situación energética tan compleja como la actual.
Será un septiembre ajetreado, ya que es posible que se retome entonces el proceso de creación del FNSSE, que quedó suspendido por el Ejecutivo recientemente por entrar en colisión con otras medidas de choque implementadas para mitigar los efectos de la invasión rusa de Ucrania. Por otra parte, después de mostrar nuestro rechazo al nuevo impuesto a las energéticas recientemente anunciado por el Gobierno, del que desconocemos todavía sus elementos técnicos esenciales, estaremos atentos al inicio de su inminente tramitación parlamentaria.
Gas al Día se toma un descanso en agosto, pero regresaremos en septiembre con toda la actualidad sobre el sector gasista y con la intención reforzada de poner en valor nuestra industria, los gases renovables y el hidrógeno, especialmente en el actual momento de crisis energética. |